Estos últimos días han sido entrenamientos que seguían la tónica de todo el invierno, series de velocidad con el ácido láctico hasta el cuello, gym y un poco de carrera por los paisajes de Cuenca. La verdad es que he notado un gran cambio desde que empecé a entrenar hasta ayer, que fue cuando terminé el ultimo día de trabajo en el río; conseguí recuperar bastante la técnica perdida y a nivel de fatiga, la progresión ha sido muy grande también.
El último día acabé un poco quemado porque, si el entrenamiento era de por sí muy duro, Alfonso tiró la última serie a muerte cuando era un R.III lo que tocaba pero bueno... no seríamos piragüistas de Cuenca si no hicieramos ese tipo de cosas jaja. (Topo cabrón, al final me has hecho ponerlo)
Hasta que vuelva a entrenar en serio allá por Junio, voy a echar de menos las batallas campales en las ciabogas, los tirones de Javi y sus piques cuando le damos puntazos, los "tonto polla!" de Alberto, las manoplas de Rafita, el catarro anual de Alfonso, la risa de deficiente de Lucia, las tramas del Topo y sus dialogos con Carlitos por su sitio en el banco del vestuario, las "montoyas", el "Roberto Carloos ♪" de Enrique y sus imitaciones de Chiquito de la Calzada... en fin, muchas cosas por las que realmente merece la pena sufrir remando todos los días ;)
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